Guardapolvo blanco
con manchas de aquel invento,
botones que no quisieron
quedarse quietos
y se desprendieron.
Sueños en el arenero
las cursivas y el renglón tachado,
sumas, restas, divisiones y
esas tablas que tanto habré estudiado.
Recreos con estampidas
de sogas y de bolitas,
la fila en la galería
y los gritos de alegría.
Cuanto quisiera volver
a sentir esa mano dulce
que a mi pelo acariciaba
cuando la angustia brotaba.
Quisiera no irme nunca
y así continuar viviendo
sueños de niños y risas
de libros y papel de diario.
Les doy gracias por su tiempo
por la fuerza que me dan
esas palabras de aliento
que me hacen caminar.
Mi corazón hoy llora
y caen lágrimas de sal,
a Dios le pido
que las proteja y las bendiga
hasta la eternidad a mis queridas
Maestras !!!
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