martes, 2 de noviembre de 2010

Marcas de Nacimiento


El sur nos reconoce en la impronta que nos deja.

Cada huella nuestra en el suelo,

es también algo del suelo en nosotros.

Las sombras congeladas,

el vapor de las respiraciones invernales,

el silbido de la jarilla

en el polvo finísimo del viento.

La caminata descalza

sobre las piedras calientes

de la orilla del canal en la siesta del verano,

y las guaridas vacías sin piso ni techo

de los golondrinas cuando termina la cosecha,

determinan las marcas de origen

que llevamos anestesiadas

Hasta que el narrador las despierta.

Quien cuenta una historia descubre, redescubre,

las cicatrices mutuas de la relación entre los hombres y las cosas.

El narrador hace atajos,

facilita el encuentro,

Corta alambrados.

La barda tiene la memoria de las cosas inertes

que el sur estampa sobre nuestros cueros como un tatuaje:

eclipses,

la luna en el canal vacío,

chacra florecida,

la adivinación de las estrellas fugaces,

... y vos, Negra, siempre vos.


Carlos Sandoval